lunes, 15 de octubre de 2018

Día Internacional de las Mujeres Rurales


El 15 de octubre de cada año es el Día Internacional de las Mujeres Rurales. Hace 11 años, la Asamblea General de las Naciones Unidas lo estableció, buscando reconocer la contribución de las mujeres rurales, incluidas las mujeres indígenas, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural.

La resolución que fijó este día incluyó una serie de peticiones a los Estados Miembros para que llevaran a cabo los resultados de las diferentes conferencias y cumbres de las Naciones Unidas enfocadas en el tema, y que dieran una mayor importancia al mejoramiento de la situación de las mujeres rurales e indígenas en sus estrategias de desarrollo nacionales, regionales y mundiales.

Y es que, si bien ellas configuran una fuerza de trabajo que contribuye de manera significativa a la seguridad alimentaria y a la agroecología, viven en situación de desigualdad. Debido a la manera en que se han construido los roles de género en nuestra sociedad, no suelen acceder de la misma manera que los hombres a los recursos productivos, mercados, programas sociales y recursos públicos, lo que dificulta sus actividades y ciñe sus diversas e imprescindibles contribuciones.

De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas, el 43% de la mano de obra agrícola a nivel mundial está conformado por mujeres. Para México, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo de 2018 indica que 14.7 millones de mujeres vive en zonas rurales, poco más de la mitad de la población total que habita este medio. De ellas, más de 3 millones (21%) realiza alguna actividad económica: se dedican al comercio (25.4%); a la industria y artesanía (24.8%); a los servicios personales (22.3%); y a la agricultura, ganadería, silvicultura, caza y pesca (14.9%). 

Asimismo, la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo 2014 señala que las mujeres que habitan en localidades menores de 10,000 habitantes realizan la mayor parte de las actividades de producción de bienes y de preparación y servicio de alimentos para las y los integrantes de su hogar (56%), en comparación con los hombres. Es decir, ellas son las principales responsables de la alimentación y del cuidado de su hogar, primordialmente se encargan de desgranar maíz, cocer o moler nixtamal o hacer tortillas de maíz; encender el fogón, horno o anafre de leña o carbón para preparar alimentos; criar animales de corral; y de recolectar plantas, hongos, flores o frutos silvestres; pescar o cazar, mientras que ellos recolectan leña y siembran o cuidan plantíos de traspatio o huerto.

Es indispensable reconocer el invaluable trabajo que realizan las mujeres rurales, fundamental para el desarrollo económico de sus familias, sus comunidades y del país. Ellas viven una situación de vulnerabilidad y de desventaja más acentuada que la de sus homólogos hombres y que la de las mujeres de áreas urbanas. Para cambiar su situación y condición es imprescindible lograr su empoderamiento económico, mediante la promoción del trabajo decente; el acceso a recursos productivos en igualdad de condiciones y oportunidades; la incorporación de la perspectiva de género y de medidas especiales de carácter temporal en los proyectos, programas y servicios rurales; además de reducir el tiempo que ellas dedican al trabajo remunerado y no remunerado para que puedan emplearlo al descanso y/o esparcimiento.