miércoles, 17 de agosto de 2011

El trabajo doméstico no remunerado equivale a 22.6% del PIB

El trabajo doméstico se define como el conjunto de actividades no remuneradas que se realizan dentro del hogar para proporcionar y proveer bienestar a los miembros de la familia. Ejemplos de este tipo de labores son la limpieza de la vivienda, la preparación de alimentos, el mantenimiento de la ropa y el cuidado a integrantes del hogar que requieren apoyo constante, como las y los menores, las personas adultas mayores y las personas enfermas.

Históricamente, estas labores se han asignado a las mujeres, mientras que el trabajo para el mercado se ha asignado a los hombres, lo cual las pone a ellas en una clara desventaja tanto para incorporarse como para desarrollarse en un empleo o para hacerse cargo de un negocio. Desde hace varias décadas, las mujeres han aumentado su participación en la vida económica del país de manera constante, sin embargo este hecho no se ha traducido en un incremento equivalente en la proporción de hombres que participan en las tareas del hogar.

Incluso si la mujer forma parte de una pareja en la que ambos miembros cuentan con un trabajo remunerado, ella sigue haciéndose cargo de la mayor parte de las tareas domésticas, lo cual le impone limitaciones a la hora de competir –en términos de igualdad– en el mercado de trabajo. Para muchas mujeres, la exigencia de tener que asumir ambas tareas de manera sincrónica y cotidiana, significa tener una doble jornada laboral por la cual reciben un solo salario.

Registrar y contabilizar el tiempo dedicado al trabajo del hogar tiene gran trascendencia, ya que esto permite advertir la relevancia que dicha actividad tiene tanto para las personas como para el crecimiento del país. En este sentido, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) acaba de presentar la publicación “Cuenta satélite del trabajo no remunerado de los hogares de México, 2003-2009” , con la finalidad de dar a conocer los cálculos económicos de las actividades domésticas, con el fin de dimensionar su aportación al desarrollo de las familias con respecto del total de la economía nacional.

Los principales resultados de estos cálculos muestran que:
  • El valor del trabajo no remunerado de los hogares se incrementó de 1.639 a 2.672 billones de pesos entre 2003 y 2009, lo que representó un aumento de 8.5% en promedio anual.
  • La participación del valor del trabajo no remunerado en el Producto Interno Bruto (PIB) del país pasó de 21.7% en 2003 a 22.6% en 2009.
  • La población que efectuó el trabajo no remunerado se compone en un 54.6% por mujeres y un 45.4% por hombres, pero ellas realizaron en promedio el 80.9% de las horas del trabajo no remunerado en el hogar, y ellos el 19.1%.
  • En cifras netas per cápita, en 2009 las mujeres generaron el equivalente a 37,300 pesos por persona por concepto de trabajo no remunerado, mientras que la aportación realizada por los hombres fue de 11,800 pesos.

Estas cifras ayudan a reconocer la importancia del trabajo que se realiza todos los días en los hogares y promover la relevancia que tiene para el crecimiento de México, considerando que, en la práctica, la productividad económica cuenta con el subsidio indirecto que aporta la productividad social del trabajo doméstico.

Es preciso destacar la necesidad de redistribuir estas tareas entre las y los integrantes de los hogares, para favorecer la inserción y el desarrollo en igualdad de condiciones de mujeres y hombres en todos los ámbitos de la vida pública.

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